RETRATO DE UN MAR DE MENTIRA

Una película que retrata el drama de los cuatro millones de desplazados en Colombia. La indiferencia e insensibilidad nos convierten en cómplice...RECOMIENDO ESTA PELÍCULA

lunes, 9 de mayo de 2011

EL ÁLGEBRA DE LAS PALABRAS

La enseñanza de la ortografía es uno de los continuos problemas a los que nos vemos enfrentados quienes de una u otra forma nos dedicamos al magisterio de la literatura y, de igual manera quienes de distintas orillas de la creación intentamos cultivar la palabra en nuestros textos. De ahí que hablar de ortografía en estos tiempos de internet y del imperio de la imagen pueda sonar algo anacrónico, mucho más cuando es sustentado por alguien que intenta sobrevivir con su vocación poética en estos mismos días de chats y relaciones virtuales.

Pero, sin duda, al defender los buenos y perdidos hábitos gramaticales, defiendo la lectura como primera posibilidad de adquirir una memoria gráfica de las palabras; además, porque en la actual civilización, la lectura y el pensamiento se siguen trasmitiendo, a pesar del avasallaje visual, a través de los libros. Una vez más el amigo Gutenberg ha callado a sus detractores.

Creo, parodiando al viejo Borges que la ortografía permite que las palabras miren hacia a un mismo lado, como una especie de álgebra cuyos signos y símbolos conducen a una respuesta, exacta y desconocida, con la misma fórmulas de las viejas alquimia y la eterna y asombrosa poesía. Al igual que el álgebra, la ortografía permite conocer el verdadero ritmo interior de cada vocablo, de cada frase, de cada texto. Saber utilizar correctamente las palabras brinda posibilidad de conocer sus infinitos laberintos y, por ende, tener la libertad de elegir entre muchas, las que más se acople a nuestras sensibilidades.

A escribir se aprende leyendo a los grandes escritores y desde ese territorio del asombro se identifican las palabras bellas, las palabras feas y su respectivas musicalidades. Hay que saber rodearlas y elegirlas y cuando exista una duda acudir al diccionario. “esa novela del idioma, el gran cuento de las palabras, donde está con su pasión, su color y su sabor propios la biografía de cada vocablo”, como dijo algún día el maestro Héctor Rojas Herazo.

FEDERICO DIAZ-GRANADOS